La vanidad y el deseo,
millones de realidades,
y la voluntad
lo único cierto.
Voluntad para olvidar,
para rebañar
con pellizcos pequeños,
la melancolía.
Para quedar colgado
de donde estuve una vez.
La voluntad recomenzada
al volante de impulsos.
La voluntad
humillada por lo real
de la vanidad y el deseo
de los otros.
Cuántos recuerdos
gratificantes
y con sabor
a realidad.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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