sábado, 5 de septiembre de 2015

EL SILENCIO DE LA SANGRE


Dibujé un grito...
que estremeció tu ardiente cuerpo
ante la desgarradora herida del amor.
El silencio de la sangre
era una sombra con las alas abiertas
volando al encuentro de la noche,
y tú, una dócil hembra,
arrancabas quejidos al viento
y con tu fresco aliento
despertabas las flores del camino.
Gotas de alivio llegaron a ti,
era mi amor, que como una golondrina
quería posarse en las faldas de tu corazón.
¡Oh Dios! que no se interrumpa
el movimiento de mis manos
en la búsqueda de su cuerpo,
ya que solo el amor
estremece los Cielos y la Tierra
cuando acaricio tus pesadillas
mientras atrapo en tus ojos
gotas de lluvia, y siembro lo prohibido
en el ruido de tus sueños
donde comienzo a oír la ciega voz del amor.

Ysidro Parra -Venezuela-

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