Siento un tierno fuego en la boca, sólo de
Imaginar, la miel de tus labios… el placer de
un calmado beso, es quien me quita el sueño…
me estremezco al pensar recorrerlos muy
despacio, hasta llegar al punto mismo de la
desorientación… de sin darme cuenta, el amanecer
espera tras mi puerta, con frescos aromas al viento.
Soy dueño absoluto de esta escena, la ternura
me colma el pecho, someto a mi cuerpo a
esta entrega, soñando despierto y viendo
estrellas… eres mi pedacito de cielo, con
la armonía de una muy bella rima, la cual
se identifica con tu hermosa vida, la que
cautivo con mis versos, con mis locuras y
sanos celos… Discúlpame mi amor si hubo
un mal rato para los dos, pero sabes, nunca
supe volar y de pronto vuelo con tus propias
bellas alas... Estoy consintiendo a cada uno
de mis sentimientos en tu nombre, en tu amor…
ya el miedo, de si algún día he de conocerte, no
es ningún obstáculo, así intimide su color, su olor.
ya el temor, pierde protagonismo en esta historia.
Escuchas, son mis suspiros; escuchas, son mis
pálpitos, escuchas, si mi amor soy yo quien te canta...
mis vibratos son las que hoy se encantan con tu interior,
me llevas a él, y me cuidas como nadie antes lo hizo…
avanzo sin importar que al llegar, solo, te nazca darme
una sonrisa; dícese quien ama no ata… Y yo amo.
Del libro Diario de una ilusión de
Enrique Arana Jáuregui -Perú-
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