Me preguntaba lento,
pausado, en un patio de burros
si aquella flor buscaba ser amarilla
como si me importara su color
sabiendo que palpaba su belleza.
Me preguntaba quieto,
detenido, en un muelle de mentira
con sus quintales de hierro y madera vieja
si estaba allí por el agua, el tiempo o nada
sabiendo que pisaba un reloj detenido.
Me preguntaba absorto,
desglosando un pentagrama sujeto por una diosa
allí, embebido sin comprender o sí,
donde un río se unía a otros dos
sabiendo que siempre les quedará la mar.
Me preguntaba suspirando,
a rebufo de una brisa salina, fresca, generosa
por qué de aquellas banderas, de aquellos hombres
de aquel sol, de aquella compañía, de aquel regalo
sabiendo que entonces era un niño de zapatos nuevos.
Santiago Pablo Romero -Trigueros-
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