Ven visitarme que estoy en soledad.
Dame el aliento de tu atmósfera
caliéntame en tu sol.
Vístete de rosa en medio de la lluvia
Rompe el silencio con el estruendo
de tu amor.
Ven que la noche llega a su ocaso
Y el día despunta en su esplendor
Anhelo, de ti, tu abrazo, ven, Señor.
Mi alma te ruega con fervor
no hagas más interminable mi dolor.
Déjame hablarte solamente, nada más.
Porque pronto espero verte, en realidad.
Aunque proscrita a veces me condenen.
Y con la Ciencia no me pueda confrontar
Aunque digan que en mí todo es materia
Sé que me has hecho un ser espiritual.
Regalas hermosos himnos que escucho.
Es el sonido de la lluvia al caer, y al correr
Es el sonido de los vientos al pasar
Es el sonido de los pájaros al volar
Es el cántico de las aves al trinar.
Es el silbo apacible al tú llegar.
Júzgame como a humana en mi debilidad
No me defenderé delante de tu trono
Se que conoce mi vuelta y mi retorno
Cuando ante ti esté recibiendo mi sentencia
Recibiré mi castigo sin ninguna resistencia.
Hoy he querido estas palabras darte
Aunque estas letras lleven un poco
de arte.
Y cuando sea necesario he de irme.
Sin prisas ni pausas y lentamente
estaré ausente de ésta de esta
orbe flotante
Como no sé, si es en este instante
Así he de vivir los días restante.
Ven a mí, cada día o cada noche
No es algo que te pida o que
reclame jamás sera un reproche
Es la necesidad de sentir en mi alma
tu omnipresencia.
Haciendo cada vez más cercana y
necesaria tu presencia.
Envuélveme cada vez más en tu fragancia exhala de tu majestad tu santa esencia
Y que en el vapor de tu atmósfera de gloria estaré ante ti viendo pasar mi historia. Cuando me arrope de pies a cabeza en tu memoria.
Francia Castillo Pujols -República Dominicana-
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