(Para mi gran amigo y genio Juan Ernesto Gil Moyano)
No voy a empezar diciendo:
¡oh, Señor de las Tinieblas,
Tú que vienes entre nieblas
y tu morada está ardiendo!
Te voy a empezar pidiendo
que no anules nuestros dones,
no nos robes los melones,
no nos hagas pecar mucho,
que no nos de un arrechucho,
no nos toques los cojones.
No te seguiré cantando:
¡Oh, Señor de los Infiernos,
llaman la atención tus Cuernos,
los llevas tiempo criando!
Nuestro sendero es andando
y a los lados: los mirones,
somos como procesiones
caminando hacia la muerte,
no nos jodas más la suerte,
no nos toques los cojones.
Julio G. del Río -Valencia-
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