Lejos
acurrucado en una chispa de amor
me sustento de la corteza
de los besos que sufro
imposibles imbebibles
inaprensibles
Dime
si nuestros pies colgando
sobre el viaducto
eran sólo despojos
curtiéndose de putrefacción
tiempo sin tiempo
destinado a envejecer
de súbito al despertar
Si mi aliento
levantaba tinieblas
sobre tu adolescente figura
y tu lengua se retorcía
porque sustentaba las yagas
de todas las premoniciones
Ninguno nos mentimos
cabales de fatalidad
ni dosificamos los besos
para alargar existencias
fuimos instantes eternos
memoria en la piel
tan rápida
que envejecimos
al espanto de vernos
tan distantes
Dime
ahora que solicito reflexiones
ante una fotografía
cuarteada de olvido
si la luz amarillenta
de este quicio de la tarde
es la cicatriz de la sombra
que enlosa nuestros recuerdos
la garra sarmentosa
que dilata la tajada de lo que fuimos
el espesor de la costumbre
la hoja sin vuelta
dime
MANUEL JESÚS GONZÁLEZ CARRASCO -Madrid-
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