La obsesión mafiosa por hacerte mía,
oh, inventé el sufrimiento.
Te dije pongo todo y se feliz.
Fue despertar las plagas y abrir el restaurante
donde todos comen.
En voces de distinto metal, no te cansas de entonar:
Es amiguito de la infancia y me lleva,
a la casa de su Mamá. ¡Hace tanto no veo a la viejita!
Mas al fin hallaste ricos brazos que te arrancaron de mí,
y quedamos de amigos.
Si al menos intuyeras que me revuelco en los desvelos,
y quisieras comprender, lo triste que soy bañado en lágrimas.
¡No me vengas a ver!
Ahora barco sin dirección, y no aprendí el uso
de los venenos, las pociones y filtros, que en tus lindas manos,
funcionan bien.
Me creí Niño impulsado a Rey, y soy mendigo
a las puertas de los que fueran mis Palacios.
Mis guardias de hambre mueren entre los barrizales.
Del libro TROCITOS DE ELLA EN MÍ de
OMÍLCAR CRUZ RESTREPO -Colombia-
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