Arrullos misteriosos
perfuman tu cuerpo virginal,
y en atrevido intento
mi musa inspiradora
arranca y le da vida
a un dulce idilio
vestido de luz
y de galanas flores.
Ardorosa, radiante de hermosura
tiembla la tierra en tu presencia
cuando en tu corazón elevas
tu fecunda inocencia.
Deja tu amor conmigo
porque quiero acariciar
lo que alcanza la esperanza
cuando te entregues toda
a los sonoros versos
que salen de mi boca.
¡Oh rosa seductora!
te embellece mi amor,
que te ofrece la llama
encendida de mi cuerpo
para darte paciente
mi innegable pasión.
Ysidro Parra -Venezuela-
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