EL MILAGRO

Que el milagro te endulce,
terrón de dulce azúcar, de repente,
lo amargo de la vida,
por el instante mismo del milagro;
que así pues es la vida, instante al fin,
y no de otra manera;
pero lo bueno de ella,
como sucedía siempre
en las viejas películas de Hollywood,
buenas, malas o regulares, todas tenían fin,
las de amor con un beso.
Fin tiene siempre, sí, esta vieja película,
vieja y siempre la misma, de la vida
y siempre, instante tras instante, mientras dura,
cree y cree en los milagros,
terrón de dulce azúcar,
y se endulza, a sabiendas que lo amargo es amargo,
y el fin, quiera que no, siempre es amargo.

JUAN CERVERA -México-