martes, 9 de junio de 2015

CUANDO YO NO TE SEA ÚTIL


Cuando yo no te sea útil,
esa avidez frágil y propia
con que ignoras tus voluptuosos tesoros
no dudes del tono y los modales
para entenderte conmigo mismo.

Descansa en mi jardín
como una línea del frente.

Cuando yo no te sea útil,
deberías estar ahí
atravesado el invierno,
gravando en las rocas
enmohecidas
con lápices de sangre
cuatro hojas de laurel
en forma de rosa.

Grítale al fantasma del viento
que cruje a tu paso.

Cuando yo no te sea útil,
vuelve la vista
ante el frío ojo
a los paseos floridos donde intervienen enigmas
bajo los árboles
con inmortales alegorías
que tantas veces el sol
tiene a su alcance.

Mana tú sobre el cristal de la luna
donde has leído algunos poemas.

Cuando yo no te sea útil,
nuestra ultima palabra
nada tenía que ver
con las cadenas de los sepultureros
aunque se hacen cómplices.
En sus laberintos no hay poetas
solo barbas en las tumbas.

Sé agua limpia de terciopelo
entre el abanico de tus manos.

Cuando yo no te sea útil,
ten lagrimas,
luego preguntas,
ya no queda nada imposible de callar.
La luna imaginaria
a fuerza de verte
es causa de su propia sombra.

Sonríe y se primera gota del rocío
vigilando el día.

Cuando yo no te sea útil,
humillados entre honor y delicadeza
varios violines
sometidos al buen sentido
empujaran las nubes
del cielo despejado
aunque a efectos de la luz
son devorados por la tiniebla.

Cuando ya no te sea útil,
méteme en la fiebre de tu paisaje y ámame.

Manuel Vílchez García de Garss

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