domingo, 2 de febrero de 2014

LIBERTO


Levantemos el vuelo de lo sublime,
velozmente pequeño, insignificante y necio,
va quedando el suelo firme.

Poco importan sus miradas,
tan altivas y engoladas.
Poco importan sus palabras,
como ecos en la nada.
Poco importa su existencia,
nuestra fe es la indiferencia
que esta ausencia les regala.

Levantemos el vuelo, liberto,
esclavo refugiado en el cielo tan sereno,
con el rumbo confiado y el orgullo siempre pleno.

Al frente los colores y las gamas,
de nuevos ojos y sus nuevas alas
batiendo hacia el silencio que nos calla,
que simplemente pasa.
Resurge la frágil indolencia,
de estas almas que habitan sin urgencia,
aguardando con paciencia, esperando en calma,
como a soplos se evapora la apariencia.

Levantemos el vuelo, robinsón,
al infinito ignoto carente de razón,
de porqués, de cuántos y cómos,
los ángeles son ahora del color
que solamente pintamos nosotros.

Levantemos el vuelo, liberto,
a volar en cielo abierto, a volar, liberto,
en un cielo hecho de nada, de luz y viento.

Gustavo González -Valladolid-

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