Persiguiendo un horizonte elusivo,
siguiendo de la sangre su mandato;
Mi temple juvenil en su arrebato…
En su arresto imperioso siempre vivo…
Con tesón redoblado, combativo,
con arrojo imprudente de novato…
Renunciando a cuartel y todo trato…
Me llevó tras un rastro primitivo.
Un destino trazado en la mañana,
En la hoja de ruta del instinto,
A despecho de penas y de cielos.
Y fue tu cuerpo esa playa lejana…
Que abismo, ni marino laberinto,
lograron ocultar a mis anhelos.
FEDERICO SERVANDO RODRÍGUEZ
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