Es la misma ilusión.
Es ese perderse tras los tules.
Es el reflejo de espejo
donde el sol se mira
en andares de charcos.
Y cuando el camino acaba,
allá en la lejanía,
el vapor se levanta.
Columna blanca de nube fina
que se pierde como ondulada gasa.
Me emborracho con ese olor,
aroma a tierra mojada,
hierba fresca de visiones
donde la neurona se pierde.
Y cada vez más lejos,
eso que llaman:
el recuerdo.
Ana Maria Lorenzo -Zaragoza-
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