En esta hermosa y sencilla buhardilla viven los gorriones escurialenses. Ellos no han venido de ninguna parte. Son los encargados de que curen jamones y chorizos; pero, sorprendentemente, no al frío se la sierra, sino al son de la jota. Algunas de las mejores jotas de Castilla han surgido al cuidado de estas viandas. Y es que, la luz que entra a raudales por los cristales de esta buhardilla, ha educado el oído de estos gorriones a la canción. Mucha culpa tiene al carillón, que en las largas jornadas del invierno, se confunde con la luz y con el viento.
Del libro Prosas escurialenses de
José Ruiz Guirado -El Escorial-Madrid-
Publicado en la Biblioteca
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