Desdichado,
tortuosamente
ensimismado.
Ligado a ti por sangre
y por odios.
Corrí los riesgos del
hambriento acorralado.
En llagas flagelado,
bajé la frente
y pagué con ruindad.
Lastimosamente,
ingenuo o malicioso,
urdí mil patrañas,
trucos viejos.
Juegos florales que tu
sensualidad
me concedía.
Potranca salvaje de un estero oscuro.
Virgen milagrosa de luna
encendida; dechado
del alba y farol en sombras.
Astuta pecadora
de un tiempo de sol.
Angustiosamente,
acechante como el tigre,
lavé mis uñas en turbios
afluentes de miseria.
Raspé mis encías enamoradas
en el áspero granito del deseo.
Incursioné en laberintos,
en misteriosas fugas.
Pero el destino inclemente
de un solo zarpazo concluyó
con lo que ya era…yo era…
No más que un deshecho.
Rastreo tu nombre en la niebla azul.
Tus pasos busco
para volver al trigo redentor.
A mis huellas vuelvo para saber
si alguna vez fui
tu amante.
Una rajadura en los cristales
denuncia el fin de los sueños.
Soledad y penumbra me ahogan.
Alma sin pena, encadenada a las
gélidas estrellas,
hurgadoras incansables
de venas resecas…
de sangre de amor.
Venas de un poeta
que pudo haber sido.
Trova de clavos encendidos.
Insomnio del dolor.
LUIS ALBERTO GONTADE ORSINI
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