Mujer, cuando madre,
fertilizaste mis lágrimas en mares
reflotando bajeles imposibles
contra anudadas tormentas
sembradas todas para mi llanto.
Amiga adolescente perfumando
torpes versos ilimitándote,
figurándote en hornacinas
como la sospecha del faro
que serían cabellos lunares
cuando la sien de la soledad
bombeó todas mis sangres.
Amor y amante silueta,
mujer que destilaste al hombre,
soga que nos renuncia al vacío,
te creo en todos tus pliegues
así como te camino ignorante,
inundas el golpeo de mi puño
y, brevemente, sin dejarte contener,
siempre me acoges besándome.
MANUEL JESÚS GONZÁLEZ CARRASCO -Madrid-
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