Cae el amor
con la impiedad del día
que se apaga.
No importa el ayer
ni la tristeza
con la que me miro
en el cristal apagado de tu risa.
Somos dos muros
de ausencia descontrolada.
Dos leños sin propiedad
para la llama.
Tu silueta se recorta
en la partida
mi figura se incrusta
en la nostalgia.
Somos gritos y susurro
en la levedad del tiempo.
Somos disonancia
de amor y odio compartido.
Árbol y hacha
en el bosque de la vida.
Dos puntos que se pierden
más allá del sufrimiento.
La declinación del amor
es inicio del olvido.
De la antología “Espejos y Retornos” de
Rosa Lía Cuello
Publicado en la revista deliteraturayalgomas
No hay comentarios:
Publicar un comentario