Deseo la inmadurez eterna del enamoramiento, la irres-
ponsabilidad única de estar contigo sin destino sin pasado
ni presente, en un sueño infinito hacia el mañana.
Duerme alma mía, sin rencores a esta vida absurda de co-
sas y apariencias, sueña en tus desveladas madrugadas que
aún estamos juntos.
Pueden haber pasado días, horas,
incluso años del tiempo que compartimos;
pero no ha pasado la celosa necesidad del otro,
en cada uno de nosotros.
Sucédeme la orfandad -ahora - como única
prueba de mi subsistencia,
sucédeme la angustia de
los días interminables como nieblas en el infierno,
sucédeme tu ausencia, el resonar del eco en tus
palabras, sucédeme la vida mientras paralizada me
acontece el tiempo,
yo
el único ser inmóvil, estéril,
yo
lo único perturbador, perverso y
decadente de este océano.
Gabriela Margarita Canteros -Ledesma-Jujuy-
Publicado en la revista Hoja de Palabras
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