viernes, 27 de diciembre de 2013

EL MENDIGO


Barco que tras penosa singladura
con la esperanza y Dios en otra esquina,
navega rumbo al puerto que adivina
entre la niebla de la mar oscura.

Junco que, enhiesta antaño su figura,
cuando al crepúsculo la luz declina,
el terco viento de la edad inclina
hallando bajo el limo sepultura.

Cóncavo el pecho de desasosiego
pasa el viejo mendigo, como un ciego,
apoyando en el báculo su pena.

Y, a la vez que su vino el sol escancia,
lentamente se muere en la distancia
cumpliendo con el tiempo y su condena.

Del libro “NÁUFRAGOS” de Víctor Jiménez Guerrero -Sevilla-
2º Premio, XIV Certamen de Poesía Searus, 1991


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