viernes, 14 de abril de 2017

SONETO ISABELINO


Adolezco de un amor aburrido,
de la impotencia de lo encontrado.
De no saber nunca si mi camino,
es el mismo sendero, donde hallarnos.

Me martirizo cada día al verte,
de saber de la distancia de un beso.
De contemplarte en misma suerte,
y jamás vibrar con que nos queremos.

Somos como desierto de arena,
rebosantes de un sentir de lágrimas.
Pero la timidez que en ambos pesa,
nos hace achicar eso que nos salva.

El amor es como lánguida espada,
que nos atraviesa en la mañana.

Ricardo Campos Urbaneja. 

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