En mis desvariados ensueños
me siento entre tiburones..
como un barco sin timón, como un islote
sin que lo gobierne nadie...
Aún ya despierto, sobresaltado,
con los ojos abiertos, lúcido;
me veo como en medio de un desierto,
con el temor, mi corazón se asfixia,
no sé si estoy despierto o dormido
pero los fantasmas me siguen.
Deshabitado dejo el cuerpo en la cama
y me llevo el cerebro al baño
a intentar dialogar con él;
desde el baño lo oigo en la cama suspirando...
Pues fue totalmente ineficaz la sábana
subida hasta la nunca;
formando escudo ante los zancudos
y los viscosos fantasmas de la noche,
que atacan por los flancos más desprotegidos...
sin ninguna protección de huesos que los guarde.
Yo a veces conozco las caras de los que me atacan
caras que se reparten y parten...
mucha veces entre familiares y amigos;
¿El por qué no lo comprendo, quizás sean los noticiarios?
Rafael Chacon Martel.
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