Hoy mi alma llora,
llora tus muertos mi Mocoa del alma,
llora tus heridos,
y a los que han desaparecido
arrastrados por el agua y lodo
del Mulato, del Mocoa, del Sancoyaco,
arrasando tus barrios
por la bravura de tus ríos,
Hoy mi alma
se llena de ese sentimiento que duele y quema,
de ese sentimiento que me parte en dos,
al sentir tu tragedia como propia.
Los ríos vuelven a su cauce,
la bravura del invierno hace su parte,
y arrastra, inmisericorde
todo lo que va encontrando a su paso.
Familias enlutadas,
casas en el suelo,
y la incertidumbre de no saber,
que vendrá después,
cuando vuelvan de nuevo a su cauce.
¿Qué ha quedado
de San Miguel, San Bernardo, Los Laureles?
Solo agua, barro, miedo, incertidumbre,
el terror pegado a la espalda
y en los otros barrios,
desolación, casas ruinosas
y los gritos angustiosos
acallados por la lluvia,
y el golpeteo del todo contra todo.
Ah Mocoa,
se extenderán las manos para ustedes,
el pueblo Colombiano,
les ayudará, aunque en poco,
a alivianar las penas,
renacerán
como lo hizo Tolima en el 85,
como lo ha venido haciendo
Perú por estos días,
Ah Mocoa,
te llevo en el alma,
así como llevo a toda mi patria,
y me duele tu dolor,
cual partida de un hijo a otras tierras.
Dejará de ser negra esta noche,
volverá el alba,
y con ella la esperanza de un tiempo nuevo,
gozarán de nuevo con las horas,
y espantarán las sombras
las diáfanas auroras.
Ah Mocoa, hoy sufres y lloras,
pero volverá la vida,
a reflejarse en tus espejos ciertos.
Margoth Pérez Arias
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