domingo, 23 de abril de 2017

LA VERDAD NO ESCRITA


Y ahogamos nuestras ausencias y lejanías,
tan mojadas de alma,
que llueven en los silencios
para hacer crepitar nuestras palabras.
No sé cuándo comenzó todo,
si sé que había poesía, mucha poesía,
y te zambulliste sin tomar respiración.
Después ya era tarde,
deseaste ahogarte nadando hacia dentro.
Veías subir raudas miles de burbujas
saturadas de verbo,
a punto de estallar,
y te hiciste con ellas,
hilando con finos rayos de sol,
un ligero collar de perlas.
Dejamos las puertas abiertas,
por apenas una rendija
susurraba a nuestros oídos el pasado.
Si te asomas verás un enorme prado,
las poesías que dejamos.
Sólo hay poesía. Dentro,
dentro una historia venida de otro tiempo.
Sabes que podemos contener la respiración
siglos y siglos,
para no gastar nuestros suspiros
en tiempos, de amor huérfanos.
Estas letras inundan nuestras arterias
de una letal ponzoña,
estamos condenados dulcemente,
condenados a zurcir cadenas
enormes y pesadas, infinitamente,
con todas nuestras palabras.
Has de saber que nuestros sueños
no nos pertenecen,
son historia, mitología,
son la única verdad escrita.
Debemos cumplir nuestra condena
y consumir nuestras almas
sangrando poesía.

JOSÉ MANUEL BARELLO

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