domingo, 23 de abril de 2017

FANTASMAS


Las apariciones fantasmales son un tema tan recurrente que desde hace mucho tiempo forman parte de la cultura popular. Aquí, en Blue Hills, por ejemplo, Condes, soldados y campesinos muertos regresan de los dominios del inframundo para pasearse por la región sembrando el terror o prestándose a dar cuenta de los desafortunados hechos que dieron lugar a su deceso, ya sea al viajero curioso o a amigos en grupo que los citan entre sus temas de charla, nunca olvidándose de dejar a alguien seco de miedo. De este modo sabemos que John Salisbury, un herrero al servicio del Rey William, había presenciado el asesinato de toda su familia la misma noche en que, debido a la falta de materiales, no pudo entregar al ejército de su majestad un encargo necesario para una expedición. Expedición cuyos fines el herrero, además, repudiaba. La traición se sumó a todas sus demás faltas y fue ejecutado. Ema Singer, una joven campesina, vio partir a su prometido, un arquero, hacia la guerra.; jamás regresó. Ante el avance de la pena, se suicidó colgándose algunos años después. Harry Smith, un juez cegado por la avaricia, no había hecho el menor asco en condenar a la horca a varios acusados inocentes. El hermano de uno de ellos, en venganza, una noche fue a la casa del juez y lo mató de un tiro en la cara. Hasta aquí, la estridencia de los hechos ha logrado la composición de más de una pieza musical, por qué no de unos versos y hasta de pequeñas obras que componen el menú artístico de la región; pero existen, además, una segunda clase de fantasmas y, por cierto, no menos numerosos que los primeros; estos son los que, abandonados por un amor, no tuvieron más opción que dejar que la tristeza les cale los huesos hasta el día de su muerte; ante la partida del ser amado, ante el desengaño, caen en manos de una nostalgia tal que los termina por llevar a la tumba con el paso de los años; vagan por toda la región privados del olvido, condenados a amar a un imposible hasta el fin de los tiempos. No son muertes espantosas y la disposición de ánimo de estas almas no es proclive a infundir el terror pero, no por eso, no han sido muertes menos dolorosas. Incluso se dice que estas almas suelen ser bastante amistosas; puedo dar fe de ello; en este momento, por ejemplo, yo mismo me preparo para referirle a un grupo de viajeros la historia de mi muerte; que comenzó cuando ella se fue de mi lado.

Félix Flores 

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