sábado, 1 de abril de 2017

BUENAS NOCHES


Buenas noches, mi tierra, por ti he andado
sobre la blanca curva de la siega
final, y desde allí sólo me llega
la dicha del silencio innominado.
En marchitas gavillas cae el juego
desalentado de la sucesión
humana, y con inagotable son
difúndese la permanencia luego.
¡Ay, qué sabor, mi Dios! ¡Ay Dios, qué clima!
¡Ah, camoatí inicial del paraíso!
¿Por qué, mi Dios, por qué luego la grima
de la caída y su quebrada flecha?
¿Si cuando el alma palpo y analizo
más desolada la hallo y más deshecha?
Por sobre el maizal, un viento rubio,
con hálito repleto de cosecha
me augura que, para próxima fecha,
la buena gente ha de unirse en connubio.
Un incontable olor en la garganta
marca el sonoro tiempo de la entrega,
y el sibilante anuncio de la siega
crece en el pecho del varón que canta.
Ya veo el mazorcal volcando en tierra
su rebosante germen... ya el eterno
círculo en el pobre suelo cierra.
¿Ah, soledad de Dios!... sobre este enjambre
dámete de tal modo que el infierno de tu ausencia
cese, y se calmen mi sed y mi hambre.

Alicia Eguren de Cooke -Argentina-
Publicado en Estación Quilmes

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