Luna, me robaste la dicha de mirarla bañada con tu luz su piel desnuda, pintada con el claro obscuro de tus suspicacias, paisaje virgen cada noche llamando a descubrirlo.
Luna, me quitaste el placer de unos labios perfectos para los míos, suaves como nubes húmedas prestas a caer sobre mi tierra seca, manjares de miel ácidos añejados en tiempo perfecto, prados de pétalos esperando el rocío de mis suspiros.
Luna, me robaste la mirada que me robó la razón, y despojó la cordura, la escondiste en el secreto de la noche del tiempo con candado de distancia, y aquí, desde la prisión del sol pagando lo que no se vendía, besando la tirana melancolía de una ausencia que dejó marcado sus labios, y se llevó las huellas de mis besos robados.
Luis Emilio Tiguila Robles -Guatemala-
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