España de toro y rosas.
Guitarra de sol e incienso.
Madre de troncos de olivo
de viñas de trigo y verso.
España de tierra fértil
y de caminos inciertos
en mar de espuma y jarales,
de azahares y de enebros.
España de miel y vinos
y cimientos arabescos
con corazones altivos
y corazones sinceros.
Cansados tengo los ojos
de mirar tanto a lo lejos
buscando puntales limpios
en el azul de tus cielos.
La pena me araña, España,
cuando al mirar tus veneros
veo tus ríos podridos
entre basuras muriendo.
España, novia perfecta,
novia del aventurero,
mil grietas de sed se abren
sobre tus campos desiertos.
El fuego arrasa los montes
de tus pinares eternos.
El secreto de los mares
y los huesos de los muertos
sueltan sones de ultratumba
al verte morir ardiendo.
España, de Norte a Sur
retumba el tambor del tiempo
trayendo nombres y fechas
de errores que ya se fueron.
España, la de levante,
abrasada en su subsuelo
va agostando los racimos
de tanto mirar al cielo.
Un suspiro indefinido
sale recortando el vuelo
por divisiones ajenas
de mentiras y señuelos.
En mí, se quiebra un suspiro
que no puedo retenerlo
con una pregunta estéril
que es la pregunta del pueblo.
¿Quién será en tiempo futuro
quien dé equilibrio sincero
a cada niño que nazca
en este portal de infierno?
Del libro "Senderos" de
Granada Sandoval
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