La tarde es preciosa, asolferinada,
la tarde es soberbia, pero él está lejos…
el ciprés y el sauce frente a la laguna,
siguiendo mis ojos parecen llorar.
Él está muy lejos, y en aquesta tarde
de imponente fuego, el alma impotente
llora taciturna:¡la tarde es soberbia,
pero él está lejos allende los mares!
Cerrando los ojos, la honda nostalgia
cruzando los mares me lleva hasta él:
él está muriendo de pesar sin mí,
y en su tarde triste, él me ve llorar;
aquende los mares yo bebo el quebranto.
Con rabia callada, él dice abismado:
la tarde es preciosa, asolferinada,
la tarde es soberbia, ¡pero ella está lejos!
Del libro DEL CREPÚSCULO A LA ALBORADA de Leonora Acuña de Marmolejo -Estados Unidos-
Poema galardonado por la National Library of Poetry: Best Poems, 1995
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