lunes, 28 de diciembre de 2015

EL GRAN PROBLEMA


(Reflexión)

En un apartado y legendario monasterio Zen, el gran maestro y el guardián compartían la administración del templo.

Cierto día el guardián murió y fue preciso sustituirlo. Entonces el gran maestro reunió a todos los discípulos, para escoger al sucesor y ver quién tendría la honra de trabajar a su lado.

Voy a presentarles un gran problema, - dijo el maestro.
Y aquel que lo resuelva primero, será el nuevo guardián del templo.

Terminado su corto discurso, colocó en el centro de la sala un banquito y encima un carísimo y bello florero de porcelana muy fina, decorado con delicados matices, exquisitos detalles artísticos de buen gusto, y su armónica policromía coronaban unas frescas y aterciopeladas rosas.

Los discípulos contemplaban atónitos y perplejos lo que veían: el sofisticado detalle, la frescura de la porcelana, así como la belleza, lozanía, esplendor y glamour de las rosas.

¿Qué representaba aquello, cómo algo tan frágil, inofensivo y bello podría ser un problema, dónde estaba el enigma?

Minutos después de profunda reflexión, análisis y conjeturas, uno de los discípulos se levantó y avanzó resueltamente hacia el florero, lo levantó con delicadeza y lo lanzó al piso destruyéndolo en mil pedazos.

¡Felicidades!, - dijo el maestro,
es usted el nuevo guardián del templo, -sentenció el insigne maestro Zen, luego explicó:
- Yo fui bien claro, cuando dije que ustedes estaban frente a un gran problema. No importa cuan bello y fascinante sea un problema, éste tiene que ser eliminado sin dudas ni concesiones.

"Un problema es un problema, puede ser un florero de carísima porcelana de alguna dinastía floreciente, un amor que ya no tiene sentido o un camino que precisa ser abandonado, una espina que mina, roe y calcina o simplemente una cortina que nos impide ver más allá de la esquina...

Sólo existe una manera de lidiar con un problema, y es atacándolo de frente, cortándolo por la raíz, extirpándolo de las entrañas aunque duela o sangre, o sintamos que nos hace falta más que la vida misma...

En esos momentos tenemos que ser inflexibles, no se puede tener piedad, ni permitir ser y tentado por el lado fascinante que cualquier conflicto acarrea consigo"

"Algunas veces estará en juego nuestro honor y el de nuestra familia, aun nuestra propia vida. Si cedemos, nuestras aspiraciones de tener éxito y salir bien librados, se esfumarán en la nada"

George Rivas Urquiza -Perú-

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