Hilo a hilo se van descolgando las estrellas.
como capullos de seda candente,
sobre de mis ojos dormidos.
La noche es como un negro río
Que va cayendo gota a gota,
desde lo alto de una cascada
de pulsos inertes y enmudecidos.
Toda mi espalda es un campo de lunares.
A donde van a pastar los planetas.
Y en donde la luna llena baja a beber,
sangre de mi juventud.
Siempre fresca y siempre nueva.
En mis huesos me quema la herida,
siempre perenne del primer cometa.
La cicatriz marcada a fuego
del ultimo meteorito que rompió
mi cuerpo en mil pedazos.
convirtiéndome en arena.
En este monte de constelaciones,
que saltan sobre mi corazón taimado.
Descanso abrazada a la eternidad
siendo el universo entero.
Con todas las estrellas tejiendo hilo a hilo,
una venda de ceniza seca,
Que cubra mis ojos dormidos.
Debora Pol.
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