Como un río de aspavientos,
soy el resorte que agranda la cicatriz,
el péndulo que a compás del camino
abriga la brisa de tu furia,
la amapola que rompe el paisaje
agotada de su color,
el apóstata que jura y perjura
que jamás dejará de ser tu interrogante,
como un río de puñetazos,
soy.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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