martes, 1 de septiembre de 2015

ELEGÍA A PHILIP SEYMOUR HOFFMAN


Darse de entero al oficio
para que lo otro germine a costa de lo propio.
Lanzarse al abismo de lo increado
sin red de seguridad o estrategia de salida,
¿cómo no habría de aniquilarnos?
Cada montaje evapora aun más el ser estable,
lo adelgaza o lo asfixia hasta tentar la nada.
Si traficamos con viejos vicios y manías
es por mantener vivo el palpitar que queda
para cuando se dé de nuevo la genuina adicción:
la del obrar.
Largas, largas horas sin cuento
he visto a mis hijos suspendidos
coreografiando un tiro insólito al canasto,
reparando todas las heridas de un dibujo.
Allí ya asoma la tiranía que te mató, Philip.
No hay salvoconducto en ese reino
ni guardaespaldas de confianza.
Bien sé que allí no hay dioses que nos protejan.
Intransigente, tóxico y dichoso
sea tu cetro,
fatal vocación.

César A. Salgado
Publicado en Letras Salvajes 18

No hay comentarios:

Publicar un comentario