jueves, 3 de septiembre de 2015

AL VIEJO MAESTRO


Adornaron la alameda
con una bella escultura,
afirman los paseantes
reconocer su figura.

Su bastón en la derecha
la otra colmada de libros
de lengua o literatura,
erguido en su caminar
con delicada apostura.

Las arrugas de su cara
esculpidas por el tiempo,
por los hielos, por las lluvias
y por los gélidos vientos.

Con su traje ya rozado
por el uso de los años
los codos abrillantados,
su elegante jipijapa
sus zapatos desgastados.

Enjuto, seco, fibroso,
delgado de hambre atrasada
noble, de corazón tierno.

Allí cerca de la fuente
se eleva la noble figura,
la escultura del maestro.

PACO LAÍNEZ GARCÍA

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