lunes, 8 de junio de 2015

VIOLACIÓN.


Toda la ropa tirada,
zapato de tacón roto,
aún el humo de una moto
huele la niña tumbada.

Trompicones de camino
con un bosque de palmeras,
se suceden las lloreras,
quedó un rastro cochino.

Malabares y adelante
con el alma en letanía,
con el móvil que tenía
que era tan elegante.

La niña queda tumbada
con su orgullo malherido,
con el cuerpo dolorido,
pesar y sangre cuajada.

Al poco ya se levanta,
recupera algo de ropa,
con su cartera se topa
junto a una rota llanta.

Caminando medio coja,
calzada en medio zapatos,
medio vestida en sus hatos,
media sonrisa se antoja.

Recuerda niña, el piropo,
que te dedicó aquel chico:
“ya no bella, bella y pico
y el pico es lo que me topo.”

Catorce años de vida,
algunos ratos de muerte,
los caprichos de la suerte,
qué sueñas si estás dormida.

Julio G. del Río -Valencia-

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