Las playas del ritmo
me abren horizontes.
Entierro la idea.
Sigo leyendo entre rocas.
Apoyada la espalda
en el viejo risco;
otra cosa no soy
sino esponja que absorbe.
Estoy donde no he nacido.
Y cuando me pregunten
dónde he estado,
diré que soy hoja vieja
que se la lleva el viento.
Poesía inmortal
brinca cual yegua brava
por las arenas de la playa.
¿Qué ventolera de polvo
desvió la veleta?
Mi país se desploma.
El reino de la espiga,
cae como jarras rotas.
Época de cosecha
donde los granos
sacian a los cuervos
y langostas.
¿Por qué lloras, tierra amada?
¿Perdiste tu riqueza?
Y paso las páginas.
Y veo decirse entre letras:
Angustia, es lo que queda.
Angustia de la existencia.
Sigue leyendo,
gritan más voces.
Y el mar llora,
Y los animales gimen.
Y los campos se mueren
con las brumas pesticidas
que del cielo bajan.
¡Sigue leyendo!
¡Sigue leyendo!
Bosteza la tarde
y las nubes la escoltan.
Del libro Sarmiento de Ana Maria Lorenzo
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