Se crea magia
cuando rozan sus cuerpos.
Se besan y tocan cielo.
Piel febril llena de deseo
enardecidos por la corriente de su sexo.
Magnolias floreciendo
en dos jardines equidistantes
en busca de sus labios
y sus bocas ardiendo…
Cerrar los ojos es tenerse
amarrarse a su cintura
e invadirles el sentimiento.
En un cuarto imaginario, sin techo.
Estrellas y luna su cielo.
Silencio que dice, que habla callando…
Solo susurros al oído de te quiero…
Raíces fértiles atrapan sus cuerpos,
Pernios y clavos encajando en un tiempo.
Paroxismo y exaltación de deseo…
Magnificencia llena de generosidad.
Dualidad de dos distintos
existiendo en un mismo momento.
Jóvenes macizos, de carnes prietas,
unidos en la ilusión del amor.
Jugando al mismo juego…
Lola Wizner
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