Cúbreme con tu manto y,
bella sábana de tu alma,
y mientras la insaciable lluvia moja mi frente y barba;
hazme un nuevo ser
mártir de tu solemne calma.
Despliega tu cuerpo y,
despliega tu alma,
cierra los hoyos dónde mi vida se escapa...
Kelvin Calderon
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