Por momentos volteo
y lo veo embelesado,
chateando con ella,
esbozando una sonrisa,
la cual me es familiar,
era la misma que yo delineaba,
no hace mucho tiempo atrás.
Me hace añorar las pláticas
que yo sostenía con ella,
sin guion preestablecido,
llenas de confesiones y
revelaciones,
repletas de gratos momentos…,
por lo menos para mí.
Pero ya no más,
ahora sólo existen
frases cortas y cortantes,
palabras sueltas que no alcanzo
a hilvanar,
aunque lo intento
para siempre fracasar.
Surge la inquietud:
si en verdad acontecieron
tales conversaciones,
sino fue solo un sueño
o una alucinación,
porque ahora todo lo veo irreal…,
porque quizás nunca sucedió.
ERIC URÍAS
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