sábado, 27 de junio de 2015

POR EL CAMINO DE LAS NUBES


En un avión a Shanghái me encuentro leyendo un libro de Isabel Allende sobre Chile, Mi país inventado. Lo leo a ratos, lo dejo, intento estudiar chino un poco, veo una película, etc. Con tantas opciones, no paro. Pero no sé tampoco si empiezo. Ahora, por ejemplo, estoy escribiendo esto. A ver si lo termino.

No me gusta hablar con la gente en los aviones. Si voy a pagar tanto para alquilar un espacio tan limitado, prefiero hacer lo que yo quiero. Voy siempre con auriculares y un libro en un idioma que no es el del país de procedencia ni el del país de destino. Es en este vuelo que llevo este libro en español de Allende, y hasta ahora, nadie me ha dicho nada.

Siempre que no tengo tiempo para las cosas en la vida cotidiana digo, “lo haré en el avión”. Una vez en un vuelo a Madrid corregí ensayos y exámenes por ocho horas sin tregua. Creo que fue el vuelo más productivo de mi vida. En otro vuelo leí dos libros (sería uno de estos vuelos a Asia). Pero la anticipación suele ser más épica que la experiencia.

Diferente a los otros libros novelísticos de ella, este libro es más bien una reflexión ensayística. Ella explica cómo salió de Chile después del golpe de estado de Pinochet en el ’73 y cómo se hizo una vida en EEUU. Es un libro de nostalgia y de identidad, y en parte creo que fue catártico para Allende escribirlo. Tiene el mismo efecto en el lector, lo cual es señal de buena escritura, en mi opinión.

Me gusta que empiece el libro con unas líneas de Neruda. Ella reconoce el don que él tenía de describir el paisaje de Chile. Los buenos poetas hacen que la vida sea imitación del arte, no lo contrario como hacían los románticos. Los buenos escritores son simbólicamente capaces de describir la tierra, la cultura y la gente en el arte para que sea real para el lector, como hace Machado con Castilla, Rosalía de Castro con Galicia, o García Lorca con Andalucía. Lo entiendo porque hacen lo mismo Henry David Thoreau o Robert Frost para mi tierra de origen.

Este es un vuelo de 14 horas. Es largo, pero los he tenido peores. Los escritores aciertan mucho sobre la vida, pero no siempre. En el poema “El tren” Machado dice, “Lo molesto es la llegada”, pero en este caso no estoy particularmente de acuerdo. Bueno, ya he terminado con esto. Pero el vuelo, no.

Dean Simpson (Boston, EE.UU.)
Publicado en la revista Arena y cal 227


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