(con rabia, con desespero)
Han hecho espectáculo morboso
y sinvergüenza de las babas,
de la succinilcolina y de la angustia,
de la agonía televisada y mediática,
con la Ley del Talión por cabecera.
Los grandes vengadores,
los profetas del dólar miserable,
los caciques del cotarro y de la ira,
los justicieros asesinos,
los grandes negociantes,
los bravucones de Kansas y Oklahoma,
los sheriffs del Oeste inmutable.
La caja ha cumplido sus promesas
y cientos de ciudadanos bienpensantes,
de ley y de venganzas,
han visto caer la vida a bocajarro
(no nos inmutemos: no ha habido sangre,
aunque sí babas y tetanias,
sí dolor y desespero)
en un soberbio fin de fiestas
cruel y programado.
Otros, de algarabía y recepciones,
se han librado de las babas
con un millón de dólares corruptos,
tan corruptos como sus cárceles,
tan viejos como sus dólares,
tan siniestros como sus mentiras,
su jactancia y su justicia de mercado.
Pero no temamos: las babas y la muerte
han sido solamente por un circuito cerrado...
Luis Enrique Prieto
Publicado en la revista Arena y cal 227
No hay comentarios:
Publicar un comentario