Estaba frente a mi casa
cuando vino la vecina
diciéndome que en la esquina
casi al lado de la plaza,
había una gruesa masa
de gente como animal
y se sentía muy mal
al ver todo ese alboroto
y yo me anoté un poroto
cuando llamé al oficial.
Y por fin cayó la cana
que comenzó a dar chicote
uno de grueso bigote
se prendió de la Rosana,
sin saber que era la hermana
de mi vecina Lucía
y que la defendería
de aquel vejamen atroz,
me entreveré muy veloz
y la pucha que dolía.
Llegó la calma a la plaza
se disolvió el alboroto
algún que otro vidrio roto
unas compresas de grasa,
cada cual, para su casa.
Y por detrás sigilosa
vestida, como una Diosa
pese a su cadera rota
yo grité como un idiota:
-¡Qué bombonazo! ¡Pre-cio-sa!
Ahora es mía la percanta
pues fui todo un caballero
la traté con mucho esmero
eso a la mujer le encanta,
y me trata de la planta
yo que soy buen semental
fluye como un manantial
a mis encantos hombrunos,
detrás de mis ojos brunos
y con mi fuerza animal.
Yanni Tugores
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