Al caer la noche
llegaste a casa
con el pelo mojado.
Llovía torrencialmente
desde hacia dos horas
y las calles estaban desiertas.
Tu tren llegó a la estación
unos minutos antes
de que empezara a llover.
Nada mas salir de la estación
las nubes dejaron caer su carga
sobre ti y la ciudad.
Lentamente el agua
empapó tu cabeza
y toda tu ropa.
Llegaste a casa
a caer la tarde
totalmente mojada.
Necesitabas una ducha,
un plato de sopa caliente
y ropa seca.
Fuera seguía lloviendo
cada vez con más fuerza.
La calle estaba desierta.
JOSÉ LUIS RUBIO
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