(Se ruega no ser leída por personas impresionables)
No tengo arte ni parte,
no parezco de este mundo,
no tengo nada profundo,
puede que sea de Marte.
Al cumplir los quince años,
decidí ser solitario,
me olvidé del calendario
y busqué en los aledaños.
Me hice hombre en carretera,
porque conseguí buen precio,
no necesité el aprecio,
de aquella vieja ramera.
Después de un tórrido orgasmo,
sentí mucho mi amargura,
me retorció una tortura...
Ella murió en el espasmo.
Procuro estar muy callado,
escucho a la gente hablar
y así puedo averiguar
cual es su más débil lado.
Mi caminar es muy lento,
es mi paso tembloroso,
sé que parece gaseoso,
no te fíes, yo te miento.
Si no quieres ser mi amigo,
no me mires a los ojos,
aunque creas tener arrojo,
no te cruzarás conmigo.
Julio G. del Río -Valencia-
No hay comentarios:
Publicar un comentario