Hay veces que amas con la cara blanca como de muñeca antigua,
tu cuerpo gime y gira asustado como un torero de un museo de cera
y tus piernas son una fila de hormigas en el mango de unas tijeras de cocina.
Con ello pretendes disimular
que sabes
que estás fuera de lugar
que ese espejo daña tu presente
que eres la versión acartonada de tus más ínfimos sueños.
Disimular.
Pretendes.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
No hay comentarios:
Publicar un comentario