Hay días en los que quiero esconderme en una habitación oscura
sin acordarme de que en mi vida ya no quedan habitaciones oscuras.
Hay días que son como lluvia de pájaros repicando en las pisadas
días que forman murallas en el centro de las calles que perfilan tu noche.
Hay días en los que masticar el polvo del camino sin dejar huellas
es como arrodillarte para pedir que no te falte el aliento de la luz.
Hay días que son pianos pegoteados de la mugre de copas agrietadas
que brindan por los tiempos que nunca volverán aunque jamás se fueron.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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