lunes, 28 de julio de 2014

IMAGEN DEL SAN GOTARDO


Tarde de enero, sin más afán que pasear –en viaje
de Italia hacia Suiza–, bajo filas grises de pinos nevados,
abovedando el camino. Algo en mí
marchaba triste en medio de la fiesta.
Es el paso de San Gotardo –anunciaba la guía.
Pero no la escuchaba: junto al ómnibus Rimbaud
de nuevo iba cruzando el paso a pie, lejos ya entonces
de la poesía, ancho el gabán, cabello y piernas largas.
Ese nombre
–San Gotardo–
era allá
–en mi juventud– cifra de libertad y aventuras.
Cuarenta años y fui siempre por lo liso. Viví
con el mínimo de pasión. En vano esperé tanto
este momento. Y de pronto –otra vez– el aire, el viento
que arrojaba al parabrisas sus puñados de escarcha.
Vean con qué nevada nos reciben –tintineaba esa voz.
Todos, ansiosos por llegar a Lucerna
sin retraso. Y yo solo, ausente,  hundido en mi ventisca.

Guillermo Pilía
Publicado en Suplemento de Realidades y Ficciones 60

No hay comentarios:

Publicar un comentario