Vieja tristeza y no dolor, a veces,
que vuelves ignorante todo cuanto cubres,
como una tarde oscura, como el primer temor.
Invernales olas en playas desiertas.
Vieja soledad ineludible como las húmedas aceras,
como el silencio eterno, al comenzar noviembre,
como barcos muertos,
como trenes idos,
como sueños rotos.
Vieja tristeza químicamente infecta,
acaso, como todo, que nada es
"al este del Edén", quiméricamente humano
PACO JOSE GONZÁLEZ
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