Niñez sola,
con soledad absorta de quien no tiene hermanos.
Con escarabajos
surgiendo de la tierra
mientras se los espera
acostada, los codos apoyados
sobre el césped húmedo.
Nogal compartido con gorriones.
Pasajeros del cielo
en momentos de descanso.
Infancia feliz
con aroma de gato acariciado.
Pies descalzos
chapaleando el llanto del otoño
y la complicidad del viento
cuando corría sobre tapices de hojas
para sentirme pájaro luminoso y desnudo.
Niñez lejana
con miedo a los miedos.
Llantos y pesadillas.
Y el tiempo como capas de cebolla
dibujando la piel y exterminando monstruos
que habitaban debajo de la cama.
OLGA EDITH ROMERO -Argentina-
Publicado en el blog lospoetasnovanalcielo
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