Enredada maraña de oficios caseros,
desfilan monótonos días.
Pálido rostro, marchitas arrugas
sin gritos guerreros, ni pasión o amor,
en trampa mortal atrapada,
abismos de negros hielos
infinitamente entristecen su alma…
Insoportable deseo de amor,
sueños fantásticos
mezcla de eróticas carnes
le acosan con furia su sangre,
su piel y sus besos;
sus senos dormidos, extrañan caricias…
las lunas sin mieles, sudores ni aromas salvajes
aprietan su pecho en noches de ausencia…
Esperando el día, al día anhelado
sacó de su viejo baúl, del olvido, de antaño…
aquel talismán que otorgara deseos
de lujuria y lascivia, regalo de un viejo gitano.
Con dulce nostalgia lo estrechó en sus brazos
cerrando los ojos, lo llevó a la cama
y lloró rogando: ¡Que él me haga felíz sin cordura!
entrega total, éxtasis… catarsis, dolor, soledad,
compensadas…
Preparó con calma la noche esperada…
muchas velas rojas, pétalos de rosa
sábanas de seda, elixir de amor prohibido,
temblaban sus carnes ansiando pasiones…
Él, regresaría hambriento de besos
de fieras caricias, de amor sin medida!
Volaría, a sus tibias pieles, devorándola entera,
estallando explosiones, con ardor de fuego…
encendiendo luceros y estrellas fugaces
para ser felices …, volver a encontrarse…
La noche esperada, lo observa acercarse
alegre, lejano… un saludo frio
como siempre le oye, como un eco sordo,
ruido encallecido.
No observa, no siente, no huele aromas
de amor, ni deseos ¡no lee su alma!
Ternura, tibieza, esperanza
Se alejan… renace el sollozo,
artilugio de amor fracasado,
su silueta se aleja en la noche
se marcha al olvido.
Y a los pocos días…
una sombra lánguida,
vaga por la casa,
buscando, rogándole al cielo
el perdón, con reproches ásperos
a su propia alma
y la lluvia cae, lenta y taciturna
mezclando sus lágrimas!
Y estruendoso trueno desgarra el silencio
y una carcajada irónica estalla…
Álvaro Álvarez Rojas -Colombia-
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